Sergio y Marcos se miraron y sin pensárselo dos veces decidieron ir al agua. No es la primera sesión de olas grandes, en este spot y en otros como Rinlo, y se nota, están relajados y tranquilos a pesar de que al bajar la marea el tamaño de las olas está aumentando, se está convirtiendo en una verdadera encerrona.
La entrada al agua es bastante complicada, una bajada difÃcil por un acantilado resbaladizo y un salto al vacÃo cuando llega la serie. La salida no lo es menos, esperar a que el agua se estabilice y agarrarse a las rocas.
Para remontar al pico hay una especie de canal bordeando el acantilado, que ese dÃa, con una corriente que parece un torrente para rafting los dejó en alta mar en prácticamente pocos minutos.
Después de algunas series, alguna ola surfeada y algún problema para establecer la colocación ideal en el pico, una serie de olas enormes marca en el horizonte. Momentos de nerviosismo, Sergio acaba de pillar una ola y está en lugar seguro, Marcos está en el peor sitio, rema hacia dentro a toda pastilla, la primera ola la pasa relativamente bien, pero la segunda, un espumón impresionante le caza y le rompe el invento. La tabla en el acantilado y Marcos a merced de las corrientes. Pero es un buen nadador y después de unos minutos, de la ayuda de Sergio y de un poco de escalada libre después, ya a salvo en el acantilado todo se ha convertido en una anécdota, risas, bromas y algo que contar a los colegas: alguien que ha surfeado Rinlo gordo no se arruga por cualquier cosa…